lunes, 23 de enero de 2017

motores americanos

Estados Unidos ha sido tradicionalmente el país de los V8. De 4 o de 6 litros, daba igual, pero V8, por favor. Bueno, y de hecho, tampoco daba igual la cilindrada: cuanto más grande, mejor. Pero esa mentalidad está cambiando, y el primer paso hacia una optimización de la eficiencia de los motores americanos se dirige hacia los V6. Pasito a pasito, que tampoco es plan de tropezarse.
Keith Read comenta en su artículo que el pasado Salón de Detroit no fue tanto un soplo de aire fresco como un “wind of change”. Pero no un viento de cambio cualquiera, no, un viento de cambio que acerca la filosofía americana en diseño de motores a la europea. Síntomas: el nuevo Lincoln MKS no montará el V8 asociado siempre a los Lincoln, el siguiente Hummer ya vendrá con un corazón V6, o la demanda de Cadillacs V8 ha bajado en el último año del 26% al 17%, coincidiendo con la llegada del nuevo GM V6 DI de 302 CV (por 320 del V8).

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